sábado, 29 de diciembre de 2007

SANTIAGO DE ANTAÑO

Piense en esto:

Levantarse un día del fin de semana, premunido de una cámara fotográfica o sin ella, abordar el metro y recorrer el Santiago de antaño, ese que aún es posible descubrir tras las incesantes nuevas construcciones que van arrinconando la belleza de una ciudad que impuso estilos, trasladados desde las mejores orbes del planeta.

Construcciones que han soportado el paso del tiempo, terremotos e incendios, remodelaciones y planos reguladores, que pasamos incluso a diario en algunos casos, camino a nuestras labores cotidianas invisibles a los ojos del ciudadano siempre apurado de la gran capital.

Algunas rescatadas por sus dueños, otras; objeto de ideas comerciales que rescatan el valor de lo antiguo, la exquisitez arquitectónica del ayer, cuando las construcciones se hacían pensando en el transeúnte más que en el inquilino.

El barrio Concha y Toro, Tarapacá y algunos escondidos rincones de la ciudad, son posibles de ser nuevamente descubiertos por el ojo calmado que acompaña un simple paseo por la capital de ayer, esa que disfrutaron nuestros ancestros y que hoy, nos esforzamos por derruir.
Por Augusto Scarella Arce

La belleza de una mañana en el barrio Concha y Toro

La elegancia conque la naturaleza viste a este edificio del barrio Tarapacá.

La mítica peluquería francesa.

Conserva sus muebles y estilo de antaño. Hoy además, es un buen restaurante.




Concha y Toro, evoca imágenes antiguas de carros tirados por caballos y doncellas paseando con sus nodrizas.

La mítica fuente de la Plaza de la Libertad de Prensa, en el mismo barrio Concha y Toro.


Nuevas edificaciones se erigen todos los días en la siempre creciente capital, dejando de lado el patrimonio real dela ciudad. El contraste es total.

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