jueves, 21 de junio de 2007

Tras la belleza arquitectónica:
un secreto a voces.
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Siendo su población eminentemente de clase media a más alta, la comuna de Providencia tiene prácticamente cero pobreza, indigencia mínima, su educación pública se mantiene en rangos medios altos de rendimiento, y sus calles son las que tienen menos hoyos de las de la ciudad capital. El sector poniente de la comuna es uno de los más antiguos de la misma, una muestra de ello es la arquitectura de sus iglesias y casonas, que a poco andar te trasladan a tiempos remotos. En muchas de sus casas y calles es posible encontrar también vehículos que son reliquias, los cuales nos recuerdan los tiempos en que aún no existían los convertidores catalíticos. Sin embargo, estos nostálgicos parajes ocultan un caso evidente de abandono, en una de las casas, un anciano de origen oriental, está solo, desnutrido, aparentemente ha perdido la noción de lo que hay y de lo que ocurre a su alrededor. Luego de la primera visión de este cuadro se cree aparecerá algún indicio de que su abandono es sólo aparente, mas detalle a detalle, se denotan otras muestras de la impactante soledad en que han dejado a este hombre. Nos quedamos con las imágenes bellas de las casonas, las imponentes iglesias y sus celestiales cruces, incluso la gárgola de una de las paredes de una mansión parece más atractiva que llevarnos en la retina el testimonio de este hombre.